A cincuenta y cinco años de la tragedia, los mineros de Chuquicamata mantenemos vivo el recuerdo de nuestros compañeros de trabajo que murieron en el fatal accidente del 5 de septiembre de 1967.
Además, hoy también sumamos plegarias por las víctimas de las grandes tragedias ocurridas en los años 1937 y 1957, también en septiembre.
De ese modo, los mineros rendimos honor a los difuntos y les recordamos en su sacrificio y sus esperanzas.
Los hechos se sucedieron un 5 de septiembre de 1967 en la mina de Chuquicamata, donde una gran explosión dejó a 22 personas muertas. Hasta hoy día no se conocen bien las razones de este accidente.
Ese día los siguientes nombres quedaron en la inmortalidad: Enzo Guerrero Pastén, Ramón Puelle Castro, Héctor Pizarro Cortés, José Díaz Ortega, David Zepeda Zepeda, Luis Tapia Ovalle, Oscar Soza Salinas, Geroncio Oliva Codoceo, Jorge Villalobos Páez, Luis Alburquenque Portilla, Jorge Castro Gallardo, Luis Galleguillos Copa, Maximiliano Peredo Fuentes, Pedro Vargas Torres, Luis Sola Escutti, José Carvajal Castro, Arturo Castro Gallardo, Pedro García Gavia, Juan Rojas Romero, Oscar Mendizábal Castillo, José Saavedra González, Felipe Rojas Urquieta Q.E.P.D.
Eran las 8:40 horas. En la mina, se preparó todo para la tronadura en el Banco C-2. Para los efectos, llegó el camión número 288 cargado con 180 sacos de «sanfo» de 100 libras cada uno, 40 cartuchos de «Hidrogel B» de 50 libras cada uno y 10 cajas de detonantes «Primera A.P.D:». Otro camión que ya estaba en el lugar, tenía una carga similar.
A las 8:53 horas se desató la tragedia. Algo hizo explosionar los vehículos cargados con los detonantes. Ello provocó la inmediata muerte de quienes cubrían el turno en la mina y se encontraban en las cercanías de donde se produjo la explosión.
Nadie pudo quedar indiferente a aquel estruendo de la mañana del cinco de septiembre. En Chuquicamata, en Calama y sus alrededores todos inmediatamente entendieron que algo muy grave había ocurrido.
A los minutos o segundos, una gran polvareda se levantó de la mina. Ya no quedaba dudas. Comenzó la gente a correr desesperada. Cada quien pensaba en el familiar que estaba allí desempeñando labores. Más tarde se conocen detalles de la tragedia
Fueron nuestros compañeros de trabajo y compartieron los mismos sueños, afanes e inquietudes de todo hombre de trabajo, cada una de sus vidas representa para nosotros un testimonio de sacrificio y una llamada de alerta para cuidarnos día a día . Esto es porque, con sus muertes tan horrendas ellos dijeron al mundo que no es fácil el trabajo en la minería. Todos nos vamos a morir, sin duda, pero nuestro recuerdo apunta al agradecimiento de quienes abonaron el camino para que Chuquicamata siga siendo la más grande .
Joaquin Campos Perines, Operador Mayor Carguío, Gerencia Mina Chuquicamata
Departamento de Comunicaciones, Sindicato de Trabajadores N°2 Codelco Chile División Chuquicamata.